El oficio más prolífico de Futrono es el textil. Abuelas y madres transmiten su conocimiento de hilado y tejido en palillo y telar. Si bien el oficio lo practican más las mujeres que los hombres, todo el proceso que conlleva el oficio textil requiere la colaboración de todo el clan familiar.
Los hombres se dedican generalmente a la construcción de las maquinarias, esquila, recolección y preparación del vellón mientras que las mujeres llevan a cabo el trabajo mismo del hilado y tejido. Pero indistintamente hombres y mujeres en Futrono aprenden a tejer.
Por el arduo trabajo que exige el oficio de hilado y el bajo monto en dinero que se ofrece por él, en la Cuenca se ha empezado a remplazarse por la compra de lana exógena. Al ser un oficio comercializable de manera independiente del tejido, resulta fundamental rescatar y especializar tanto el proceso de preparación del vellón como el hilado.
Ya que no sólo territorializa por completo el ciclo productivo del oficio textil, sino que además permite aumentar la calidad de los productos, a partir del estudio acucioso que se puede hacer de las diversas micras o micrón (diámetro de la fibra de la lana) propias de los diferentes sectores de pelaje de la oveja; y que por lo tanto se pueden destinar con mayor especificidad hacia diversos usos, como por ejemplo la diferencia del uso que tendría una alfombra de un chaleco.
El hilado exige una gran técnica y para ello se usa generalmente el huso de madera, y también la rueca, de herencia europea. La preparación de la lana toma lugar principalmente en verano para aprovechar el encierro y calor del fuego para tejer e hilar en invierno. Y es en este espacio de encuentro y transmisión de historias y saberes donde se construye el relato identitario que no sólo queda plasmado en el objeto o prenda.
El telar mapuche corresponde a la técnica de mayor transmisión y conocimiento en cuanto a la técnica textil del Lago Ranco y en gran parte del territorio austral de Chile. Tiene la particularidad de ser una tecnología de alto nivel, que se despliega de manera multidimensional en la totalidad de la vida utilitaria, decorativa y simbólica mapuche. Todos sus elementos guardan diversos grados de significación desde su sustancia material, hasta sus motivos visuales y coloridos. Por ejemplo, mantas y alfombras, elementos fundamentales de la cotidianeidad.